El emprendimiento social va más allá de la innovación y el desarrollo de una buena idea, es también es una excelente manera de atender problemáticas locales, incluso de una forma más eficiente y sostenible que la filantropía y el altruismo.
Los proyectos de emprendimiento social son un componente fundamental para la formación de nuevos profesionistas, quienes buscan llevar sus propuestas sociales a acciones reales con impacto en su entorno.
Los sistemas educativos tienen un gran reto para establecer la currícula necesaria para establecer la innovación y el emprendimiento como procesos educativos. Y el desafío particular que tiene la educación en emprendimiento es poder convertir las ideas en acción.
Para ello, se requiere del uso de estrategias efectivas que permitan evidenciar de manera clara el aprendizaje significativo centradas en el aprendizaje experiencial y vivencial, que se enfocan en la construcción del conocimiento en contextos reales, en el desarrollo de las capacidades reflexivas, críticas y en el pensamiento de alto nivel, así como en la participación en las prácticas sociales auténticas de la comunidad.
Existen distintas actitudes en las que se deben formar a los estudiantes como la creatividad, la confianza en uno mismo, la responsabilidad, saber asumir retos de manera correcta y la pasión por lo que se hace. Esto y con la ayuda de los profesores y sus enseñanza hacen que el emprendimiento e innovación se convierta en una herramienta muy útil para los estudiantes.
¿Cómo enseñar a emprender en el aula?
Enseñar valores como la superación. La superación personal nos impulsa a adquirir habilidades que nos permiten mejorar nuestra vida y hacer cosas nuevas. La superación supone alcanzar un estado de satisfacción con nosotros mismos y con lo que hacemos. Se puede enseñar esta habilidad a los niños a través de cuentos, juegos o actividades fuera de la escuela, por ejemplo.
Reforzar la autoestima. La autoestima en los niños y niñas es fundamental para muchos aspectos de su vida. Los niños y niñas deben aprender que a veces se logran los objetivos marcados y otras no y que en esa situación la autoestima nos debe hacer pensar que somos igualmente válidos. En la escuela y en casa se puede reforzar la autoestima enseñando que los fracasos también existen, que se pueden cometer errores, fomentando un pensamiento positivo y aprendiendo a recibir críticas constructivas.
Enseñar inteligencia emocional. Crear una empresa no es solo una cuestión de conocimientos y habilidades, sino que tiene un papel fundamental la inteligencia emocional. Una persona que es capaz de conocer sus emociones, de gestionarlas y de reconocer las emociones de los demás, es una persona que tendrá más posibilidades de éxito a la hora de emprender. La inteligencia emocional en la escuela se enseña con juegos, con actividades en las que se creen emociones y con cuentos, por ejemplo.
Enseñar a colaborar y a trabajar en equipo. Un emprendedor no suele trabajar solo, sino que tiene siempre un equipo detrás. Socios y colaboradores que creen en la idea y que se esfuerzan por llevarla adelante. La capacidad de trabajar en equipo es una habilidad que es útil en muchos aspectos de la vida y una forma de enseñarla es a través de los deportes de equipo como el fútbol o el baloncesto, por ejemplo.
Enseñar a tomar decisiones y a asumir las consecuencias. Tanto en el emprendimiento como en la vida, estamos continuamente tomando decisiones que cambian nuestra situación más o menos profundamente. Es fundamental que los niños y niñas no tengan miedo a tomar decisiones importantes y que sepan que siempre existen consecuencias que se deben asumir con responsabilidad.
Escrito por Apprendia